Hace algunos meses Paco Plaza presentaba Verónica, una película
de terror que toma como base de su argumento, el caso real que aconteció en
Madrid durante la década de los 90 y al que la policía le puso por nombre “El expediente
de Vallecas”.
Desde un principio tengo que reconocer que tenía bastantes
ganas de ver esta película, a la cual ya fui en su mismo día del estreno, aunque haga
esta entrada meses después.
Por otro lado, en relación a esta clase de películas, siempre
suele surgir la misma duda:
¿y si voy para nada?
Un precepto de esas dudas recae siempre en el mismo asunto:
es el argumento de siempre, cuál será la novedad que implique que me guste, que
me aporta esta película que no se haya rodado ya… pues bien comencemos con el
desglose.
Verónica se plantea desde el minuto uno como una historia
envolvente, con una atmósfera extraordinaria y como no, con las magistrales
actuaciones de sus protagonistas que hacen que no te salgas de la trama ni un
segundo.
Tenemos a Sandra Escacena bordando el papel y ajustándose perfectamente
al guión, otorgando con ello esa dosis de sobresaltos en cada momento idóneo de
la película.
Sus hermanos le dan un apoyo fundamental, tanto a ella como
al transcurso del film, sin dejar de mencionar claro está, que contamos casi
con un escenario único en toda la película (la casa y algunas escenas en el
colegio).
Algo difícil para muchas películas, ya que corres el riesgo
de convertirlo en una monotonía y posiblemente una traba importante y aburrida
para el desarrollo de la misma.
El detallismo de los años 90, esta logrado a la perfección y
claro está, que si a esta mezcla explosiva le añadimos la bando sonora interpretada por Héroes del Silencio para
que queremos más.
Estos últimos ponen la guinda del pastel con esa cuenta atrás
en las noches angustiosas de Verónica.
Asimismo, como mencionábamos ya en un principio, el caso de Vallecas
se muestra como la inspiración fundamental del film, aunque Paco Plaza lo consigue
llevar a su terreno plasmando un estilo propio.
La película no es que destaque en abundancia por sus
sobresaltos, ni por los gastos desmesurados en efectos especiales, sino que se
logra lo más complicado; el conseguir que la angustia esté presente gracias a
lo que se siente y se visualiza.
En definitiva, si Rec ya me había dejado un buen sabor de
boca, Paco Plaza vuelve fuertemente con esta película.
El cine español de terror merece la pena, pero con películas
así más. GRACIAS Paco Plaza por volver a demostrar que hay que sentir
orgullo del cine español.
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